miércoles, 18 de marzo de 2009

La fiesta de la cebolla - Por Lucila Gonzalez Balcarce

La fiesta de la cebolla:
Como cada último lunes de noviembre, miles de personas de Berna y de ciudades aledañas participan en la tradicional Fiesta de la Cebolla, un encuentro especial.
Siguiendo la tradición, los primeros comerciantes inician la jornada a las primeras horas de la madrugada. La cita en la Plaza del Palacio Federal es alrededor de las tres de la madrugada, para que a las cuatro en punto los puestos empiecen a vender las trenzas de cebolla y toda suerte de figuras realizadas con base en este bulbo.
La gente que llega a la ciudad proviene de todas partes del país y de lugares más allá de las fronteras helvéticas. Los Ferrocarriles Federales Suizos (FFS) agregaron en el plan de trayectos 20 viajes extraordinarios para responder a la demanda de transporte de los visitantes.
Los interesados más entusiastas acuden también desde muy temprano, preparados para degustar la conocida sopa de cebolla bernesa, entre otras especialidades.
54 toneladas de cebolla en forma de trenzas, collares multicolores, figuras de animales e incluso de relojes adornan los 700 puestos de venta, que ofrecen además una variedad de especialidades culinarias aderezadas con ajos, apio y otros vegetales.
Miles de personas acuden desde las 5 de la mañana al casco viejo de Berna a degustar un buen pastel y un buen vaso de vino caliente (Glühwein en alemán) y a disfrutar del cuadro animado por la niñez y la juventud.
El papel picado que se usa con generosidad en la “batalla” amistosa llega a tender, con el correr de las horas, una alfombra colorida en las calles adoquinadas. El martillo de plástico añade, desde hace algún tiempo, un elemento a la diversión.
Los ritmos de algunas agrupaciones, incluyendo de los Andes, completan el marco de la fiesta.
El Mercado de la cebolla del presente año emplea 54 toneladas, es decir 6 menos que en 2000 y 16 menos que en 1999.
Origen incierto
Aún no se ha establecido con exactitud el origen de esta celebración popular bernesa que tiene lugar el cuarto domingo de noviembre. Una de las leyendas más difundidas se remonta al devastador incendio que Berna sufrió en 1405.
Para mitigar los daños del siniestro, dice la voz popular, los campesinos de las poblaciones aledañas y, particularmente de Friburgo, acudieron con alimentos y otro tipo de ayuda. En señal de agradecimiento, los berneses habrían creado lo que hoy se conoce como la Fiesta de la Cebolla.
Sin embargo, el folclorista Rudolf J. Ramseyer no da crédito a esa versión y prefiere formular la tesis de un acontecimiento que se desarrolla desde mediados del siglo pasado.
Ramseyer considera que las campesinas de las zonas lacustres y de Friburgo venían en el día de San Martín (11 de noviembre) con vegetales y hortalizas a Berna. Aquella feria se celebraba, añade, cada dos semanas.
El folclorista descarta que el origen de la Fiesta de la Cebolla esté en la solidaridad de los friburgueses y en el agradecimiento posterior de los habitantes de Berna, tras el incendio de 1405. Como fuere, la leyenda pervive en Berna.
Más allá de esta particular fiesta bernesa, los suizos consumen una media de 400 toneladas de cebolla cada semana. Es el cuarto producto preferido en la cocina helvética.
Tanto que además de las 19.500 toneladas de cebolla producidas por los agricultores en el año 2000, hizo falta importar otras 1.200 para cubrir la demanda



Comentario:

Sin duda, en nuestro país, nunca se ha visto nada parecido a lo que propone la fiesta de la cebolla. Si bien en Europa es un continente donde las ferias de vegetales y legumbre es algo usual, lo que hace particular a este evento son su cantidad de puestos que además ofrecen una variedad de opciones distintas.
En cuanto al transporte, es importante destacar que muchas personas vienen de ciudades aledañas y el estado Suizo, agrego trayectos a los ferrocarriles suizos para facilitar el acceso a todos los participantes que quieren ser parte de la fiesta, considerando las altas horas de la madrugada en la cual comienza el mismo.
Es bueno saber que todavía existe esta clase de eventos que perduran através del tiempo como una costumbre y cultura para mucha gente que asiste como también para los puesteros.
Muchos de ellos, asisten de generación en generación y es parte de su familia presentarse año tras año enseñando al público sus manualidades.
Tales eventos son impredecibles para que la gente pueda divertirse sanamente, sociabilizar, conocer otras costumbres y ser parte de ellas.
Considero que un evento de tales características sería bueno para nuestro país. Podría ser perfectamente realizable, ya que proveemos de distintas plazas donde se podría llevar a cabo. Creo que sería bueno, que esta modalidad de ferias o huertas al aire libre de este estilo empiece a manejarse en la Argentina y que no todo tenga que adquirirse por medio de supermercados.


Lucila Gonzalez Balcarce
50558

1 comentario:

sonia dijo...

El espectáculo que vos cometás no me parece para nada agradable aprece una congregación de gordos a comer a ensuciar la ciudad, que justamente acabo de llegar de allí y es muy bonita. No se que clase de organizadora de eventos sos, ni que relación tenés con la UP, pero por lo que describis das el perfil de una señorano grande gorda y que el lo único que encuentra divertimento es en comer ya que debe tener una vida espiritual y afectiva tan vacia que piensa en sopas vinos y etc, etc. Ademas un evento original es algo que nunca se haya visto en ningún lado. No es copiar un evento que se haga en otra parte del mundo. Me aprece poco interesante tu relato. Si me gustaría saber cuántos años tenés y que hacés en la UP