jueves, 21 de agosto de 2008

Fiestas a la canasta: crece la tendencia de hacer pagar los gastos a los invitados

Los novios o las quinceañeras no piden regalos sino que compren las entradas. La moda se impuso en Córdoba, copó otras provincias y ahora llegó a Buenos Aires.

La torta, el ajuar del novio, las sorpresas de la quinceañera, el exquisito menú de la noche de bodas y el intenso baile, que se extiende hasta altas horas de la madrugada "comienzan a sacar factura". Y es que ahora, en ciertos lugares, la gente ya no sólo tiene que comprar entradas para ir a conciertos, al teatro, al cine, sino también para asistir a cumpleaños y casamientos. Se trata de las conocidas "fiestas a la canasta", una tradición impuesta en Córdoba, pero que se ha extendido a otras provincias.Las fiestas a la canasta se caracterizan porque son los invitados quienes subvencionan el festejo de novios o cumpleañeros. La modalidad es sencilla: los agasajados hacen la cuenta de los gastos (alquiler del salón, comida), la dividen por el número de invitados e imprimen el valor en la invitación: variará entre 20 y 60 pesos.En Córdoba, el principal motivo para el auge de estas fiestas fue el factor económico, personas y parejas que no cuentan con el dinero suficiente para celebrar sus bodas y cumpleaños, pero que más allá del regalo tienen las ganas de compartir y disfrutar ese momento especial con sus seres queridos. "Hacer una fiesta de casamiento ahora, para más de cien personas, no es para todos los bolsillos. Así que sí: nosotros les pedimos a los invitados que paguen sus tarjetas, 35 pesos por cabeza", dice Carmen de Mottura (57), una santiagueña afincada en Córdoba y madre de "otras tres hijas casaderas".La mujer recuerda con nostalgia "esas épocas en las que uno podía invitar a toda la familia, a todo el barrio, y sin cobrarle nada a nadie". Esos tiempos en que "las mujeres de la familia, las vecinas y amigas, nos instalábamos en una casa durante días y días, y pelábamos pollos, pluma por pluma, cada una con su fuentón y con una pava de agua hirviendo". Y también preparaban la mayonesa casera, la torta y los adornos de la iglesia. Pero las cosas han cambiado. Desde la crisis económica de fines de los ochenta, los cordobeses comenzaron con la costumbre de hacer "casamientos y fiestas a la canasta", afirma Doris de Ceballos, un ama de casa de 58 años: "Uno no quería quedarse sin la fiesta, y los amigos siempre estuvieron dispuestos a colaborar si los que se casaban, o el que cumplía años, no tenían plata para bancarse todo solos".Estas fiestas, que en un principio fueron a la canasta, se reavivaron y fortalecieron con nuevas y variadas ramas.Desde hace una década y media, los cumpleaños de 15 para las chicas, y los de 18, para los chicos, recobraron su importancia; y los padres —que por lo general tienen más de un hijo—, apelaron al alquiler de salones de fiestas. Estos se contratan por un precio determinado y se pagan por adelantado, si se tiene el dinero; o son los propios chicos quienes se encargan de juntar la plata vendiendo la tarjeta —que manda a imprimir la propia familia— a sus compañeros. "Eso tiene sus ventajas", explica Marcela de Quevedo (36) que hace pocos meses organizó el cumpleaños de 15 de su hija Melisa. "No tenés que hacerlo en tu casa, donde no hay espacio. Ellos ponen el salón, el menú que te dan a elegir, la bebida y hasta una pata (de ternero) flambeada para que los chicos, que nunca se cansan de comer, sigan bailando hasta las cuatro de la mañana". Con su esposo, que es empleado de una empresa de ómnibus, la mujer no encontró "otra salida" para hacer la fiesta de su hija: "Nosotros pagamos la tarjeta de los abuelos, de algunos tíos que no podían con los 25 pesos que costaba, pero hablamos con los padres de los chicos, y todos estuvieron de acuerdo en compartir el gasto". Es que ellos, continuó, "pasarán por lo mismo cuando llegue el cumple de sus hijos".Para los festejos, la mayoría de gente elige salas de fiesta modestas en la ciudad de Córdoba y su periferia. En ellas, una quinceañera, por caso, tendrá garantizada una alfombra roja para entrar a lo Hollywood; antorchas encendidas; globos en el techo; un DJ; y hasta le alquilan un árbol de la vida, una especie de pino navideño que está de moda, y que la joven adorna con velas que va entregando, a lo largo de la fiesta, a sus familiares y amigos más queridos.Ricardo, de 65 años, dueño de una de las salas más conocidas de las afueras de Córdoba, expresó el razonamiento de sus clientes: "La gente que se casa o cumple años se conforma con que sus amigos vayan. Les piden: 'No me traigas regalo, pero vení. Solamente pagá la tarjeta, y vení. Me conformo con eso'". Esta forma de celebración se ha extendido a otros lugares. En la ciudad de Rosario aunque no es una costumbre generalizada, las fiestas a la canasta se están imponiendo como una tendencia peculiar sobre todo para los casamientos. Pero, a diferencia de Córdoba, los novios no imprimen el precio en la tarjeta de invitación sino que lo acuerdan verbalmente. A La Rioja, las fiestas a la canasta llegaron de la mano de los riojanos que vivieron en Córdoba mientras estudiaban en la universidad. Es una costumbre que atrae sobre todo a profesionales jóvenes de clases media y alta, y se la practica para fiestas de casamiento.En la provincia de Mendoza, por sus características de sociedad más conservadora, las fiestas a la canasta no constituyen todavía una tendencia creciente. Sin embargo, lo que acostumbran algunas parejas para celebrar sus casamientos es invitar a familiares y amigos a cenar en un restaurante lujoso y cada invitado paga su parte. En Buenos Aires, la práctica de las fiestas a la canasta —aseguran las wedding planner Claudia Verde y Bárbara Diez— no es común. Sin embargo, hay algunos que las hicieron. Lo que sí se está imponiendo en las parejas es pedir dinero puntual para determinado gasto. Una de las más comunes, explica Sergio Acosta, de la empresa Real Eventos, es que los invitados aporten con una cierta cantidad de dinero para costear la luna de miel de la pareja.
Fuente: Diario Clarin
De Luca Maria Paz

1 comentario:

Eventos UP dijo...

La siguiente nota nos cuenta una nueva tendencia que nació en córdoba pero que se va difundiendo por las distintas provincias. Las fiestas a la canasta fueron implementadas por personas de bajos recursos que querían festejar los 15 de sus hijas o su fiesta de casamiento, pero conociendo lo que sale hacer una fiesta de este estilo, buscaron una alternativa totalmente accesible para que todos puedan festejar. Cobrando la entrada a la fiesta se cubrirían el alquiler del salón y el catering. Esta práctica ayudaría a muchas familias que tienen el sueño de festejar y que por el costo en los que oscilan las fiestas no pueden lograrlo.