miércoles, 23 de abril de 2008

Mejor tarde que nunca

Bodas meditadas
Se impone la moda de casarse para celebrar uniones afianzadas. Fiestas transgresoras, pero con vestido blanco. Hijos, invitados de honor.
Cuando están a esa altura de la convivencia en la que muchos se inclinan más por la separación que por la boda, dan el "sí, quiero". Algunos, además de compartir casa largo tiempo, hasta cuentan hijos. Pero prueban que nunca es tarde para pensar en casamiento. Eso sí: se alejan de las tradiciones. Por lo general, no hay ceremonias religiosas, y las fiestas no están plagadas de familiares, ni meten mano los padres. Es que, en estos casos los novios se encargan de los gastos, entonces la idea es darse todos los gustos, colmarla de amigos, optar por música con onda e informalidad. Acaban de anunciarlo oficialmente: el próximo 8 de diciembre habrá boda. Mariano Otero (29) y Florencia Peña (30) -que tienen un hijo, Tomás (2)- no van a pasar por el altar, pero si piensan celebrarlo con todo. "Después de tres años de pareja encontré la estabilidad emocional y familiar que quería -confió Florencia a Caras-. El casamiento no es la prioridad más importante de mi vida. No soy Susanita y Mariano tampoco tiene rollos con el tema. Pero estamos tan bien que queremos celebrar". Este tipo de "casamenteros" que decidió dar el gran paso con cierto retraso impone sus propias reglas. Una es clave: no quieren verse como muñecos de torta. Para que la ropa no se vea de catálogo, la tendencia indica que se debe recurrir a un diseñador top. Encabezan la lista Benito Fernández, Laurencio Adot y María Pryor. "Llega un punto en la vida en el que la estructura hiperclásica no va. Eso se ve, sobre todo, en las novias que no son muy jovencitas y ya tienen cierta experiencia encima. Sí quieren el blanco, pero también buscan que se vea su propia identidad. Rompen con la fantasía de la novia que parece una nena de 15. Son seguras y saben que la noche es suya y pueden hacer lo que quieran. Hay más libertad", detalla Pryor, encargada del vestido que lucirá Flor Peña. Y no quiere adelantar nada de cómo se verá la actriz, pero comenta que los diseños de hoy buscan conservar el romanticismo y, al mismo tiempo, se ven modernos ("no modernosos", aclara) y sexys. "Escotada, con una pierna a la vista o con una leve transparencia. O cerrado, pero bien ajustado para dar sensualidad", concluye Pryor. El futuro marido y actual concubino de Peña también piensa romper con los esquemas. No va a usar corbata, ni moño, mucho menos un jacket. Pero el buscado "desaliño" también requiere producción: todas las semanas Otero visita la "maison" de Recoleta donde su sastre Daniel Casalnovo le hace las pruebas. "Ya lo tenía ideado desde hace años. Y estoy muy contento porque está quedando como lo imaginé. No es smoking, no es de color negro, blanco, gris ni azul", comentó el músico. Plan perfecto. Las tías y abuelas resoplan ‘las bodas ya no son lo que eran’. Están de moda las estancias, pequeños livings en reemplazo de las mesas, el vals "alternativo" ("Noches de boda" de Joaquín Sabina). Tanto desahogo en las formas tiene una razón: ahora se ven parejas más grandes, que ya están viviendo juntos y hasta, en algunos casos, tuvieron experiencias anteriores. Cuando caminan por la alfombra roja saben mejor qué paso están dando.Algo más los caracteriza: suelen ser profesionales, demasiado ocupados para estar detrás de los preparativos de la celebración. Ni Flor Peña ni Mariano Otero piensan encargarse de la organización del casamiento. Para eso, existe un nuevo personaje muy buscado: el “wedding planner”. Este organizador que se encarga de ajustar hasta el mínimo detalle, es una de las propuestas más top de estos últimos tiempos. Contratar sus servicios -que arrancan en los $ 2.000 y pueden llegar a $ 15.000- resulta uno más de los lujos que se dan estas parejas que afrontan los gastos. La boda Peña-Otero caerá en manos de Bárbara Diez, favorita de las celebridades locales (casó, entre otras, a Mariana Fabbiani y a Julieta Ortega y está con los preparativos de la unión entre Martín Palermo y Lorena Barricci). Esta autodenominada "hada madrina" asesora, acompaña y ayuda a diseñar casamientos cool: "Organicé más de 260 bodas, y cada una fue distinta. La idea es no vender combos. Cada fiesta tiene su ‘timming’, su hoja de ruta. Hoy los novios se animan a ser ellos mismos, a jugar, a no atarse a tradiciones que ni siquiera saben de dónde vienen. Se preguntan si realmente quieren o no ésto o aquello, si quieren o no bailar el vals, si quieren torta de bodas, y así con cada cosa".Ya sea relajado o hiperproducido, un casamiento pone en marcha un engranaje enorme. Hay 123 rubros que pueden intervenir: catering, ambientación, sonido, luces, coche de alquiler y etcéteras, etcéteras. "Hoy en Argentina se presentan muchas alternativas y se busca darle a la fiesta un ‘twist’ diferente, como pantallas con video-disc-jockey haciendo dibujos psicodélicos, pistas de baile especialmente diseñadas, shows aéreos", agrega la experta.
Comentario:
Como podemos ver en este articulo, los casamientos ya no son los de antes.
Los clientes buscan en el organizador no solamente descargar las responsabilidades y el estrés de la organización, si no también lo original
Quieren una boda distinta a las del resto, personalizada y única. Es aquí donde solamente la creatividad de cada profesional le dará el toque de distinción y el valor agregado que buscan.
Los que estudiamos esta profesión que tanto nos gusta debemos estar atentos a los cambios y a las tendencias pero por sobre todas las cosas mantenernos siempre creativos, esta es la herramienta que debemos trabajar siempre.
Laura Espinosa

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